(3283 visitas) 16-02-2021 Grupo Élite
Analizamos un método para sacarle partido de una vez por todas a LinkedIn. El método PIVRA es una receta que si seguimos obtendremos resultados de forma continuada en el tiempo.
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LinkedIn es la red social profesional más relevante del mundo. Y la que tiene mayor número de usuarios. Millones de personas acuden a esta plataforma en búsqueda de oportunidades profesionales. Un gran error que se comete constantemente es creer que LinkedIn es una red social para lograr un empleo, exclusivamente. Y no es así, LinkedIn tiene multitud de prestaciones:
Si buscas empleo, tu aspiración en LinkedIn no debe ser buscar ofertas de empleo, sino hacerte lo más visible posible, demostrar lo que vales, y recibir así propuestas profesionales como ofertas de empleo.
Conozco a muchas personas a las que les han escrito un mensaje directo en LinkedIn ofreciéndoles empleo, colaboraciones en proyectos o ser formador/a de un curso.
Para lograr que den contigo y te hagan propuestas profesionales te voy a hablar del MÉTODO PIVRA. Sí, me lo he inventado, pero son las iniciales de las 5 cosas que tienes que hacer para conseguirlo.
Para que se fijen en ti tienes que publicar frecuentemente en tu muro y también en los grupos relacionados con tu sector de actividad. Aporta valor: haz pensar a tus contactos, dales información relevante, emociónales. Muchas publicaciones pasan desapercibidas porque no han sido transcendentes para tu red de contactos. Pero sigue intentándolo, hasta que lo consigas.
¡Pero, es que no sé qué publicar!
Esta es la respuesta que me dan siempre en los cursos que tengo la oportunidad de impartir. Pues te voy a dar la respuesta:
- Contenido propio
Es un contenido en el que tú eres la persona protagonista. Publica una foto en un evento al que hayas asistido, un vídeo en el que hables sobre un tema de actualidad de tu sector, crea una infografía, redacta un post analizando la actualidad, sube una foto del último título que has conseguido, haz difusión de tu último trabajo. Este tipo de contenido, el propio, es el que obtiene mejores resultados, pero suele ser el más escaso. No siempre nos pasan cosas, no siempre tenemos una buena foto que publicar o una sentencia que dejar en el muro. Pero debemos hacer lo posible para que predominen entre nuestras publicaciones.
- Contenido externo (que me apropio)
Cuando no tenemos contenido propio, siempre nos quedará internet, que es una fuente inagotable de información. Alternando con el contenido propio, está muy bien echar un vistazo a las noticias, a los blogs temáticos o a YouTube, y compartir contenidos que te parezcan interesantes desde el punto de visto de tu sector profesional. Pero compartir lo hace cualquiera, lo que no hace cualquiera es escribir unas líneas analizando lo que has leído y aportar conclusiones, demostrando que dominas el tema. De esta forma te darás visibilidad.
La combinación de ambos tipos de contenidos es una gran receta para lograr que se fijen en ti. Pero recuerda que debe predominar el contenido propio.
En Linkedin, cuando vemos una publicación podemos reaccionar con diferentes iconos:
Te cuento un secreto: si quieres que interactúen contigo, tú debes hacer lo mismo. Por eso, no te limites a publicar contenido y a leer lo que ponen tus contactos en tu muro. ¡Reacciona! Siembra, que te será devuelto. Y una forma muy fácil es usando las reacciones de LinkedIn.
Pero hay otras formas de interactuar con los contenidos de otros usuarios. Como en todas las redes sociales, tenemos las opciones de Comentar y Compartir.
Cuando comentas la publicación de un usuario estás dedicando un tiempo que se agradece. Pero no es lo mismo escribir un “Enhorabuena” o “Muy interesante”, que aportar contenido sobre el contenido de ese usuario. ¿Y por qué no? Pues porque si comentas un post aportando contenido vas a generar una conversación que puede ser muy interesante y además visible ante todos los contactos que tengáis ambas personas.
Al compartir estamos dándole difusión a un contenido de otra persona. Si lo hacemos puede ser porque realmente nos resulta interesante o sencillamente porque queremos echar una mano a esa persona. En ambos casos es de agradecer. Siembra.
Nuestro perfil de LinkedIn es nuestro mejor currículum online. Esta red social indexa muy bien en los buscadores, apareciendo entre los primeros resultados (normalmente el primero) cuando escribimos nuestro nombre y apellidos en Google. Y no sólo por lo bien que indexa, sino porque es muy fácil de actualizar y además cuenta con opciones a través de las cuales otras personas hablan sobre ti en tu propio currículum. Esto ocurre con la valoración de aptitudes (que vamos a ver ahora) y con las recomendaciones (que veremos en el siguiente punto).
Las aptitudes con etiquetas que nos definen como profesionales. Son competencias profesionales, idiomas, herramientas, programas, vocaciones… que llevamos en nuestra mochila y que, en definitiva, configuran nuestra marca personal. Cualquier persona que eche un vistazo a nuestras aptitudes puede hacerse rápidamente una idea de qué tipo de profesionales somos.
Esas aptitudes tuyas, propias, debes darlas de alta (además se hace por categorías). Para eso hace falta una autorreflexión previa. En todo caso, ese listado de aptitudes puedes ampliarla siempre que desees, pero lo ideal es hacerlo desde el principio. Una vez dadas de alta, cualquier contacto que pase por tu perfil puede validar (esto es, darte un punto) cada aptitud que dices tener. De forma que con el paso del tiempo se crea una especie de ranking con tus aptitudes según los puntos o validaciones que hayas conseguido.
Cualquier persona que observe tu perfil y vea este ranking de aptitudes puede comenzar a identificar cuáles son tus puntos fuertes. Muy interesante si estás buscando un empleo, ya que no eres tú quien dice que eres bueno/a en algo, sino que lo dicen tus contactos. Por eso hay que potenciarlo, pidiendo validaciones y haciéndolas tú también a otros contactos (es bastante probable que te devuelvan el favor).
¡Pero ojo! Cuidado con validar por validar o con validar aptitudes que quizá esa persona no desea que se destaquen. Es decir, por hacer el favor, validamos aptitudes a personas que realmente no conocemos profesionalmente y validamos aptitudes muy generales que quizá no son las que más le interesen a ese contacto tuyo. Piénsalo antes de validar o háblalo con esa persona antes.
LinkedIn además permite comprobar cuánto dominas una aptitud. Sólo tienes que responder a 15 preguntas, puntuar entre el 30% mejor y así obtendrás una insignia.
Decíamos en el apartado anterior que es la segunda vía de entrada que tiene LinkedIn en nuestro perfil para que otras personas hablen de nosotros en nuestra propia casa. Si con las aptitudes simplemente recibimos un punto o validación a cada aptitud que nos quieran valorar, con las recomendaciones hablamos de algo diferente y más trabajoso: que un contacto hable sobre ti con sus propias palabras.
Y claro, son más difíciles de conseguir. Lograr que un contacto tuyo, que haya trabajado o trabaje contigo, hable (bien) sobre ti como profesional es de gran valor. Es la confirmación de que lo bueno que dices sobre ti en tu perfil es cierto. Y además suele aportar información que posiblemente no hayas incluido tú mismo/a, como algunas competencias profesionales, lo que aportas a un equipo de trabajo o lo fácil que es trabajar contigo.
No obstante, cuidado. Hay muchas recomendaciones muy generales que carecen realmente de valor. Por ejemplo:
Flaco favor estamos haciendo con este tipo de recomendaciones, ya que podría aplicarse a cualquier buen/a profesional. La recomendación tiene que ir a lo específico, lo que destaca realmente de esa persona. Y eso sólo puede hacerse si se le conoce bien como profesional y se han detectado correctamente sus competencias profesionales y lo que es capaz de hacer (porque lo ha hecho).
Si deseas recibir recomendaciones, puedes pedirlas, pero también puedes hacerlas tú. Igual te la devuelven. Hay que sembrar para recoger.
La última letra la dejamos para algo que debemos hacer siempre que tengamos algo más que añadir a nuestra mochila, a nuestro bagaje profesional. Tenemos que actualizar constantemente nuestro perfil, añadiendo nuevos cursos, experiencias, aptitudes, idiomas o, algo aún poco utilizado, archivos multimedia que acompañen a cada información que aportamos.
Podemos añadir vídeos, infografías o presentaciones de Power Point a una experiencia profesional o a la sección ‘Destacado’. En LinkedIn no sólo debemos hablar en pasado, sino en futuro. Es decir, no me digas sólo lo que has hecho, dime lo que eres capaz de hacer en adelante. Si adjuntas este tipo de archivos cuando hables de lo que eres capaz de hacer, será mucho más creíble, porque, como dice el refrán, “el movimiento se demuestra andando” o “para muestra, un botón”.
Analiza muy bien cuáles son tus palabras clave, aquellas que te definen como profesional y por las que te pueden buscar. Si hay etiquetas que te definen y que no están aún en tu perfil, no esperes más. Te pongo un ejemplo claro:
Si eres profesional del marketing, gestionas redes sociales y en tu perfil no aparece “community manager”, estás cometiendo un grave error. Porque aunque en tu perfil aparezca, por ejemplo, como “gestor/a de redes sociales” o “social media manager”, tienes que pensar que una empresa que busca a un/a profesional como tú, seguramente escriba en el buscador “community manager’. Y si en tu perfil no aparece, te quedas fuera de los resultados de búsqueda. Pierdes esa oportunidad.
Cuantas más palabras clave seamos capaces de añadir a nuestro perfil de LinkedIn, en más resultados de búsqueda apareceremos, con lo que las probabilidades de que nos hagan propuestas profesionales será mucho mayor.
Ahora, ya sabes cómo sacarle partido a LinkedIn. El método PIVRA. O como dice mi compañero y para que lo recordemos mejor, “PIVRA óptica”.
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